viernes, 9 de noviembre de 2012

OTRO NUEVE DE NOVIEMBRE




Una vez más, pasó el nueve de noviembre: viernes helado con un viento que raja la piel e invita a volar barriletes que se llevan la nostalgia por el año que se  acaba.  Fue  para mí un día ordinario pero diferente a la vez. Por un lado, una jornada laboral indistinta a las demás: dedicada a los pacientes que tengo a mi cargo.  Por otro, hubo variantes con respecto a esta fecha en años anteriores.  Hoy no fue día de paseos excitantes, ni de evocaciones por vivencias pasadas.  Fue el día de un reencuentro postergado por mucho tiempo, relegado al contacto físico  sin comunión; lo puramente necesario.  Pero ni él ni yo podíamos más.  Dijimos basta y nos entregamos sin darle vueltas al asunto,  sin  pensar en lo que sucedería después.  Fue la cita con el 
teclado de mi computadora; con ese martilleo rítmico y regenerador que canaliza mis vivencias cotidianas, tanto las agrias como las dulces.  Confío en que éstas seguirán fluyendo, y  que encontraré el tiempo para hacerlas brotar y llegar a este destino. 

Por ahora me quedo con este deseo, y la promesa de hacerlo realidad…