sábado, 6 de agosto de 2016

LA DEBOLSILLIZACIÓN

Hace algunos meses hubo un revuelo por la noticia de que Alfaguara pasaría a ser la nueva casa editorial de Roberto Bolaño, reeditando su obra ya publicada y una parte de lo aún inédito, que resulta ser tanto o incluso más que lo conocido.  Algunos festejaron la noticia, pues esta editorial posee mucha mayor penetración en los mercados latinoamericanos en comparación con Anagrama, anterior casa del chileno.  Otros se mostraron reacios por el mayor prestigio de esta última. 
Por otro lado, Alfaguara y todos los sellos de Santillana han pasado a manos de  Penguin Random House para su publicación progresiva.  Además, en 2017 Anagrama pasará a formar parte del grupo italiano Feltrinelli y Tusquets será adquirida  por Planeta.
Las fusiones son un signo de nuestro tiempo y la literatura no escapa a ese fenómeno.  Así, estamos en la era de la debolsillización, pues Debolsillo, sello insignia de la todopoderosa Penguin Random House, posee los derechos de cientos de autores.  Su catálogo es amplísimo, abarcando clásicos de siempre como Chejov, Dostoievski, Dickens, Woolf y Melville; contemporáneos como Philip Roth, Ricardo Piglia, Javier Marías y Álvaro Mutis; varios Nobel que van desde García Márquez, Saramago, J.M. Coetzee, Orhan Pamuk, Alice Munro, Vargas Llosa, hasta la última ganadora Svetlana Alexiévich; y los distópicos Aldous Huxley, Ray Bradbury o George Orwell.
  Este último autor ejemplifica cómo la masificación no significa mayor accesibilidad.  Sus ensayos  completos fueron lanzados por Debolsillo y llegaron a Guatemala en un mamotreto de 984 páginas, con un precio cercano a los 40 dólares.  Mientras tanto, Debate lanzó el mismo libro con la misma portada roja en una edición de pasta dura y mayores dimensiones, por un precio apenas superior a 20 dólares. 
Todo indica que los monstruos editoriales van apoderándose de los mercados sin dejar espacio a las editoriales independientes.  Veremos qué pueden hacer estas ante el dominio cada vez mayor de las ballenas internacionales que parecen comerse una vez más a los peces pequeños.