viernes, 8 de abril de 2022

Tumultos de temporada

 

He visto videos de las actividades de esta cuaresma, la del “reencuentro” o la de “transición”.  La gente se emociona, siente muy adentro las marchas fúnebres y abraza a los que caminan a su lado aun sin conocerlos, mientras come empanadas o algodones de azúcar. Un empacho de reencuentro con la esencia chapina.

Yo los sigo desde lejos, deshojando la flor mientras decido si debería acercarme desde un balcón o una terraza, evitando exponerme a las aglomeraciones de gente que no sigue las medidas y que, en buena medida no vacunadas, son reservorio del virus y caldo de cultivo para la aparición de nuevas variantes que, aunque en el país no se tipifiquen, siguen reproduciéndose por la evolución natural de los virus. 

            Los contagios de COVID están a la baja, los servicios a mitad de su capacidad y las tasas de positividad en los reportes no se han disparado como en otras épocas.   A pesar de la baja en el registro de casos (cifra que nunca ha sido creíble en el país), los servicios de salud permanecen con las barbas en remojo, con reservas de respiradores mecánicos, equipos de cuidado crítico y medicamentos, previendo un repunte para la semana posterior al feriado. 

            Podría pensarse que ya murieron los que tenían que morir, y que los que seguimos en carrera somos “los más aptos” para la continuidad de la especie. Esto invita a encaramarse al trompo del verano y de las marchas fúnebres.  En el mismo rato recibo en mi correo un boletín médico con una entrevista a varios expertos que, en tono distinto al escepticismo habitual de las revistas científicas, abordan con desenfado los temores y la incertidumbre que embargó a toda la comunidad medica del mundo hace dos años.  Leo los primeros párrafos y se me van las ganas de salir.    Pienso en la multitud que saldrá a la calle sin mascarilla, una tendencia global muy discutida en los países desarrollados pero que no aplica para un país como Guatemala, donde los índices de vacunación son lamentablemente bajos, por las condiciones casi africanas de la salud pública que todos conocemos y que no voy a repetir aquí.

No pienso participar de ninguna actividad y en los días cumbre no iré a La Antigua.   Me parece un desafío  innecesario a un enemigo muy jodido como el corona.  No veo prudente echar a andar un mecanismo de tradición-reencuentro-comercio-abrazos-bocados-tragos-contagios, que como un duelo de pistoleros, puede saldarse a favor o en contra de los cucuruchos y veraneantes; el problema es que, en caso de derrota, no serán ellos quienes pongan el cuerpo en su defensa, sino, una vez más, el personal de los hospitales públicos del país.

Abajo, vínculos de las notas.

 

https://www.healio.com/news/infectious-disease/20220318/this-is-gonna-be-bad-an-oral-history-of-the-early-days-of-covid19?utm_source=selligent&utm_medium=email&utm_campaign=news&M_BT=7324248514994

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5908747?uac=193745FV&faf=1&sso=true&impID=4108363&src=mkm_latmkt_220324_mscmrk_spangle_nl#vp_2)

https://twitter.com/MinSaludGuate/status/1512159899681185797?s=20&t=T7dU5vFS-WkT1nXrso8rMw