martes, 18 de octubre de 2011

INSTANTES FULGURANTES

El escritor francés Jean Marie Le Clézio habla en su libro El Éxtasis Material  acerca de los breves accesos de felicidad que el ser humano experimenta lo largo de la vida.  Cito textualmente:

Los que se huyen tal vez nunca tengan  ni dudas ni desesperaciones. Pero tampoco tendrán esos instantes fulgurantes en los que uno se encuentra, donde se ve tal como es, con claridad, con dureza, con embriaguez.  Ser consciente es una lucha continua. Tal vez también es el camino de la locura.  Pero hay una indecible felicidad en saber todo lo que en el hombre es exacto.  Esta verdad que no tiene un desenlace porque sólo puede seguir siendo relativa es, sin duda, la más exigente, la más azarosa de las felicidades.  Exige que uno sacrifique su seguridad, su orgullo, su sueño.  Exige que uno sacrifique su paz.

Planteamiento bastante ambicioso el del Premio Nobel 2008, como el de muchos soñadores que creen que la felicidad se alcanza lejos de casa, con otras personas, viviendo otra vida.  Gran Error.

Los instantes fulgurantes están en todos lados, menciono acá algunos ejemplos: escuchar y sentir la música del pueblo, dar una mano al necesitado, sentir el abrazo de un amigo, contemplar al ser amado sin necesidad de pronunciar una palabra.

He ahí la riqueza de vivir: no se trata de ningún tesoro escondido ni de una lucha sin final.  Al contrario, lo mejor de esta vida, si sabemos reconocerlo, está al alcance de la mano; tan sólo es cuestión de abrir los ojos y hacer el corazón permeable. 

No hay que  buscarle el quinto pie al gato.  Sé feliz con lo que tienes; y si no lo tienes, búscalo y lucha por ello sin descanso, pero sin herir ni olvidarte de los tuyos, porque cuando tu lucha resulte ser infructuosa, y sin darte cuenta lo hayas perdido absolutamente todo, ellos serán los únicos que podrán ayudarte a levantar tus ruinas.  

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