Diciembre, siempre inolvidable.
Todos corren por los regalos y se olvidan de los asuntos cotidianos. Sin embargo, entre tantas páginas del diario
atestadas de ofertas de guaro y pesebres de lujo, hay dos notas en la edición de
hoy que no pueden pasarse por alto.
La primera tiene que ver con la
eliminación del Reglamento del Control de Medicamentos, publicada en el diario
oficial la semana pasada. Esta decisión
hará que al menos 400 medicamentos genéricos (por lo tanto mucho más accesibles
para nuestra población y nuestras instituciones) no estén más en el
mercado. Es innegable que hay muchas drogas
de dudosa procedencia y efectividad, pero, ¿en qué puta cabeza cabe la idea de
equipar los servicios de salud y “proteger” los derechos humanos de los pacientes
con productos transnacionales que deben costear altísimos márgenes de mercadeo?
Es destacable también que el principal importador de estos medicamentos “originales” ya ha
pedido a su madrina Corte de Constitucionalidad que impida cualquier acción
contra esta decisión; todo por el bien de los queridos enfermos.
La segunda nota se relaciona
con otra bestialidad de igual o mayor calibre.
El Consejo Nacional de Seguridad ha propuesto construir cuatro cárceles en
los próximos cuatro años, como parte del Plan Estratégico de Seguridad. ¿Tendrán contemplado equipar estas universidades del hampa con aulas, laboratorios
o bibliotecas para perfeccionar las
mañas de quienes las habiten? Paralelamente, ¿cuántos proyectos hay para
construir, durante el mismo período, nuevos servicios de salud o remodelar los ya
existentes?
Por último, voy a mencionar, sin
extenderme, el asesinato de un piloto de autobús por un muchacho de 13 años la
semana pasada.
Estas dos notas y media parecen
sacadas de Loca Academia de Policía, o del guión de cualquier película chueca. Pero
no. Son detalles de nuestro diciembre , siempre inolvidable.
De paso, ¡Feliz Navidad a todos!
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